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“JESUCRISTO SÚPER ESTRELLA”


Es regocijante presenciar un espectáculo escénico en el que todas las piezas embonen perfectamente durante los ciento veinte minutos, divididos en dos actos, que llevan al público a una catarsis de aplausos constante.

Desde el inicio la precisión de los pasos coreográficos es notoria, a pesar de que la trama representa un momento casual. La escenografía es perfecta, aunada a los efectos multimedia que realzan cada escena. Son recursos bien logrados la tropicalización de la historia y el traslado a una época indefinida, pero muy familiar a la que vivimos.

Mención aparte merecen los cantantes que el productor, Alejandro Gou, logró concentrar para este montaje, quienes no se quedan en el área de confort que su trayectoria les pudiera permitir, sino que demuestran capacidades histriónicas sumamente privilegiadas. Beto Cuevas, María José, Erik Rubín, Yahir, Kalimba y Leonardo de Lozanne, hacen gala de voces espectaculares, que nos trasladan por momentos a cualquiera de sus conciertos, pero sin alejarnos de la trama principal, basada en “La Biblia”, narrando una Pasión de Cristo inusitada.

Enrique Guzmán aparece pocos minutos en escena, pero son suficientes para arrancar la ovación del público, pues hace gala de su conocida voz y la simpatía que lo ha caracterizado durante su extensa trayectoria artística.

Foto: Ricardo Salazar E.

Foto: Ricardo Salazar E.

Cuerpos muy cercanos a la perfección, vestuario original e impecable, talento desbordante y una pieza clave que une todos les eslabones, la dirección escénica de Nick Evans, quien lleva a su máxima expresión este musical original de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice, presentado en nuestro país por primera vez en 1975.

Sólo veinte funciones están programadas en la Ciudad de México, en el Centro Cultural Teatro 1.

¡Imperdible!

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